Mi nombre es Juan Bermúdez Gómez y les voy a relatar cómo empieza esta costumbre mía de construir réplicas de monumentos.
El culpable de la existencia de “Villasudores” es mi nieto Juan. Cuando aún no había nacido, decidí construirle una pequeña casa de juegos y claro, al estar en Andalucía, dicha casa tuvo estilo árabe. Me gustó, y gustó a toda la familia, como quedó. Decidí probar después con algún monumento que me atrajera como fue la plaza de toros La Maestranza y así, esta pequeña anécdota trajo consigo que continuará con una serie de construcciones que conforman hoy día “Villasudores” Muchos de estos monumentos además “pertenecen” a mis hijos y nietos (la Torre del Oro es de mi hija Toñi, el costurero de la reina de mi nieta Miriam,…)
Decir que estas construcciones están hechas con mis manos es literal, ya que hasta los ladrillos o tejas los he fabricado yo mismo y los edificios los levanté basándome en fotografías que, o bien realizaba del monumento original o las recopilaba de otra forma. Es por eso que el nombre de la finca viene como anillo al dedo, porque ha costado muchos “sudores”.
Una tarea que ha ocupado mis días de jubilación hasta hoy, y espero los siga ocupando mientras tenga fuerzas y espacio en la finca.
Sin más, les invito a visitar mi humilde finca, donde su amigo Juan Bermúdez estará encantado de atenderles.